
Aun en la cima del mundo, sentado sobre la gloria, es tarea de cirujano sacarle a Vicente del Bosque la emoción a la superficie. Ha contado en alguna ocasión que Anelka, en su época de futbolista en el Real Madrid, para intentar probar que existía cierta animadversión hacia él, le mostraba vídeos en los que el técnico no celebraba sus goles. "Ni los tuyos, ni los de Raúl, ni los de Roberto Carlos, ni los de nadie No es nada personal. Es que soy así", le explicaba pacientemente al francés. Ayer estuvo en AS como entrenador campeón del mundo, el único ejemplar que ha dado España en 90 años de historia internacional, y pasó sus apuros mientras le ovacionaba la redacción en un gesto espontáneo de admiración y agradecimiento.
Fue un homenaje menor tras una fiesta mayor, la que inundó Madrid de entusiasmo y felicidad unas horas antes: "Llegamos al hotel y ni siquiera comimos. Nos cambiamos y a las cuatro y media salimos a la calle. Fue estupendo. Había muy pocas camisetas de Madrid, Atlético o Barça. La mayoría eran rojas como demonios. Y veíamos la alegría en la cara de la gente. Me sorprendió que hubiese tantos inmigrantes. Todavía esta mañana me preguntaba: '¿Será verdad que somos campeones del mundo o todo habrá sido un sueño?".
Un final feliz para una película de acción que comenzó con el héroe por los suelos, ante Suiza: "Jugamos bien, pero la derrota nos dejó muy angustiados. Los errores, en los clubes, se solucionan con la práctica, pero en una selección no tienes tiempo. Comenzó a cuestionarse el doble pivote, pero habíamos visto que con Xabi Alonso sólo sufríamos. Esto hay que ponerlo en remojo, porque sólo se trata de una percepción, pero en el Liverpool jugaba con Mascherano. Y por eso pusimos a Busquets. No estoy enamorado de él ni de nadie. Simplemente me joroba que no se aprecien sus virtudes. El día de Alemania era capaz de presionar a su portero y segundos después de meterse entre nuestros centrales. Un equipo necesita gente así. Fijaos cómo es que él y Javi Martínez, campeones del mundo, me han dicho que estarían dispuestos a jugar con la Sub-21".
Segundo asalto, Honduras: "Lo solucionó Villa con dos goles, uno arrancando desde la izquierda y otro de tiro lejano, parecido al que nos hicieron a nosotros los chilenos ". Rival sin historia en un partido sin historia. Y entonces asomó Chile, una roca: "Es una selección con la virtud de que sus futbolistas hacen lo que el entrenador quiere o no juegan. A ratos marcaron al hombre. Valdivia o Matías Fernández estaban obligados a trabajar. Tuvieron una ocasión al principio. Al final resultó sonrojante que levantaran el pie cuando dependían de un gol para clasificarse. Pero desde la banda decían que arriesgasen".
La conversación se planta en octavos, ante Portugal: "Tienen una selección muy fuerte y Cristiano Ronaldo, aunque no firmó un buen Mundial, es una amenaza. Pusieron a Pepe en el centro del campo para crear dos líneas defensivas. Lo que ocurre es que en este Mundial nos han creado pocas ocasiones. Es cierto que los rivales no nos dejaron estar cómodos, aunque merecimos más goles, pero nos crearon poco peligro. Nuestros centrales estuvieron muy bien. Ya ocurrió en la Eurocopa y eso que Puyol y Marchena llegaron bajo un diluvio de críticas".
Y en cuartos, Paraguay, hermano gemelo de Chile: "Su entrenador, Martino, ha trabajado con Bielsa. Y no es fácil jugar ante equipos con esa disciplina. Son países del cono sur, no muy favorecidos, y por tanto bravos y luchadores. Pasamos un momento difícil en el penalti que paró Casillas. Siempre que ganas un gran torneo echas la vista atrás y recuerdas un episodio complicado. Con el Madrid, por ejemplo, en la Champions de 2000, sufrimos terriblemente en Noruega ante el Rosenborg. Echaron a Guti, hacía un frío terrible... Lo que nos costó ganar allí 0-1".
Y de pronto estamos en semifinales, terreno inhóspito para España: "Tengo que reconocer que en aquel partido los alemanes tenían una baja muy importante: Thomas Müller. Y lo notaron, porque ese chico ha sido una de los verdaderamente destacados en este Mundial. A diferencia de lo que les ocurrió ante Argentina, salieron acobardados. Schweinsteiger, que había sido el mejor en el Mundial, y Khedira no estuvieron tan fuertes. Lo raro es que una selección alemana, en un determinado momento, no tenga un arreón, no te apriete, no te cree tres o cuatro ocasiones. También pudieron pitar penalti de Sergio Busquets a Ozil en el último minuto del primer tiempo...". No sucedió. Estábamos en la final gracias a un cabezazo de Puyol de rompe y rasga: "¿Pero cómo no va a existir la furia en el fútbol? ¿Cómo se puede jugar a este deporte sin entusiasmo, fuerza y garra? Sin esfuerzo no hay tiqui-taca".
En la final nos vimos ante Holanda, una naranja con espinas: "Para empezar, el césped marcaba diferencias entre unos partidos y otros. En este, escupía el balón como si lo hubiesen enjabonado. Eso dificultaba los controles. No era agradable jugar". Y empinó la cuesta el arbitraje permisivo de Webb: "Es dificilísima la labor de los colegiados. Este no quería perjudicar al fútbol y por eso no expulsó a De Jong, aunque su patada a Xabi Alonso era una roja clarísima. Pero es que además permitió que retrasasen los saques de banda, las faltas. Los holandeses son altivos y duros...". Tanto como para llevar el duelo a la prórroga, en la que Del Bosque se manejó bien con los cambios: "Las sustituciones son una faena para el entrenador. Primero, porque nadie se pone de acuerdo sobre ellos. Y segundo, porque si ganas en algo también pierdes en algo. Quitamos a Villa porque estaba tieso, pero es un gran lanzador de penaltis y hacia eso íbamos... Retiramos a Xabi Alonso y perdimos juego aéreo, cuando ya teníamos en el campo a cuatro de los 'países bajos' (nuestros bajitos en terminología irónica de Del Bosque)".
Y así, entre angustia y angustia, de 1-0 en 1-0, llegamos al título, festejado fugazmente por expreso deseo de Del Bosque: "Esto queda para la historia, pero delante ya sólo está el futuro".
"Este Mundial ha dejado para el recuerdo, fundamentalmente, esa presión de Chile y Paraguay. Y el juego de Alemania. Bierhoff, su director deportivo, ha pasado mucho por aquí buscando una regeneración del equipo nacional". Así resume el campeonato Del Bosque en dos trazos. El adorno se lo recuerda Alfredo Relaño, aquel córner de autor ante Alemania: "No sacar en largo de esquina hace que pierda gracia el lance. Pero a veces conviene distraer al rival. Eso sí, tiene que acabar en un centro y un remate". Del Bosque se siente cómodo hablando de los suyos. Incluso de los que le colocaron en el centro del debate, como Torres: "Estaba bien. Y era necesario. A veces, tanto apoyo encasquilla tu juego, hace que te autopresiones y necesitas una salida en profundidad. Es bueno alternar el juego en largo y en corto".
Perdió el puesto ante Pedro: "Es que lo hizo muy bien, como Navas, Son dos plumas, El día de Holanda, por ejemplo, puse a Navas para que apretara a Van Bronckhorst, que ya tiene 35 años. A veces si nos empeñamos en jugar mucho por dentro, perdemos la referencia por fuera". También reconoce una conversación con Puyol, con ánimo de persuadirle para que siga: "Es el primero en bajar a desayunar, a entrenarse... Un reloj. Y como yo soy un romántico, le sugerí que podía llegar a los cien partidos (suma 90). Y Xavi todavía le saca cuatro".
'Visca España' fue la portada de AS que retrató ese cabezazo del central del Barça que dio el pasaporte a Alemania: "Fue una idea estupenda. Estos chavales no son problemáticos, sino tolerantes. Gente con sus ideas, pero maja".
De pronto, un salto al futuro, que tiene a Javi Martínez como primero de la lista: "Ese chico va a ser muy bueno. Tiene un potencial bárbaro. Es un jugador de área a área". Del Bosque no pierde la más mínima oportunidad de poner el foco en quienes menos jugaron. O en los que no jugaron nada: "Reina es un porterazo. Y no se puede estar mejor que Valdés en una concentración". Incluso merece una explicación esa alusión a Raúl en una entrevista a una agencia alemana. "Quizá debimos dispensarle otro trato", dijo Del Bosque. Ayer lo aclaró: "Me refería al pasado y a que pudimos ser más sensibles, pero la marcha atrás era complicada".
España paseará su título por primera vez el 11 de agosto, en México, país que celebra su Bicentenario. Y Del Bosque está por la política de Estado: "Es un acontecimiento muy importante para ese país. Quiero que vayan los mundialistas, un equipo con cara y ojos. Sé que con otros quizá ofreceríamos un mejor rendimiento, pero estamos obligados a llevar a los campeones".
Y en la despedida, la imagen de su hijo Álvaro, que padece síndrome de Down, en el autocar de la selección: "Yo creo que ha sido bueno para las familias con gente discapacitada. Si le dejo, canta con Bisbal. Le falta la vergüenza que me sobra a mí".
Fue un homenaje menor tras una fiesta mayor, la que inundó Madrid de entusiasmo y felicidad unas horas antes: "Llegamos al hotel y ni siquiera comimos. Nos cambiamos y a las cuatro y media salimos a la calle. Fue estupendo. Había muy pocas camisetas de Madrid, Atlético o Barça. La mayoría eran rojas como demonios. Y veíamos la alegría en la cara de la gente. Me sorprendió que hubiese tantos inmigrantes. Todavía esta mañana me preguntaba: '¿Será verdad que somos campeones del mundo o todo habrá sido un sueño?".
Un final feliz para una película de acción que comenzó con el héroe por los suelos, ante Suiza: "Jugamos bien, pero la derrota nos dejó muy angustiados. Los errores, en los clubes, se solucionan con la práctica, pero en una selección no tienes tiempo. Comenzó a cuestionarse el doble pivote, pero habíamos visto que con Xabi Alonso sólo sufríamos. Esto hay que ponerlo en remojo, porque sólo se trata de una percepción, pero en el Liverpool jugaba con Mascherano. Y por eso pusimos a Busquets. No estoy enamorado de él ni de nadie. Simplemente me joroba que no se aprecien sus virtudes. El día de Alemania era capaz de presionar a su portero y segundos después de meterse entre nuestros centrales. Un equipo necesita gente así. Fijaos cómo es que él y Javi Martínez, campeones del mundo, me han dicho que estarían dispuestos a jugar con la Sub-21".
Segundo asalto, Honduras: "Lo solucionó Villa con dos goles, uno arrancando desde la izquierda y otro de tiro lejano, parecido al que nos hicieron a nosotros los chilenos ". Rival sin historia en un partido sin historia. Y entonces asomó Chile, una roca: "Es una selección con la virtud de que sus futbolistas hacen lo que el entrenador quiere o no juegan. A ratos marcaron al hombre. Valdivia o Matías Fernández estaban obligados a trabajar. Tuvieron una ocasión al principio. Al final resultó sonrojante que levantaran el pie cuando dependían de un gol para clasificarse. Pero desde la banda decían que arriesgasen".
La conversación se planta en octavos, ante Portugal: "Tienen una selección muy fuerte y Cristiano Ronaldo, aunque no firmó un buen Mundial, es una amenaza. Pusieron a Pepe en el centro del campo para crear dos líneas defensivas. Lo que ocurre es que en este Mundial nos han creado pocas ocasiones. Es cierto que los rivales no nos dejaron estar cómodos, aunque merecimos más goles, pero nos crearon poco peligro. Nuestros centrales estuvieron muy bien. Ya ocurrió en la Eurocopa y eso que Puyol y Marchena llegaron bajo un diluvio de críticas".
Y en cuartos, Paraguay, hermano gemelo de Chile: "Su entrenador, Martino, ha trabajado con Bielsa. Y no es fácil jugar ante equipos con esa disciplina. Son países del cono sur, no muy favorecidos, y por tanto bravos y luchadores. Pasamos un momento difícil en el penalti que paró Casillas. Siempre que ganas un gran torneo echas la vista atrás y recuerdas un episodio complicado. Con el Madrid, por ejemplo, en la Champions de 2000, sufrimos terriblemente en Noruega ante el Rosenborg. Echaron a Guti, hacía un frío terrible... Lo que nos costó ganar allí 0-1".
Y de pronto estamos en semifinales, terreno inhóspito para España: "Tengo que reconocer que en aquel partido los alemanes tenían una baja muy importante: Thomas Müller. Y lo notaron, porque ese chico ha sido una de los verdaderamente destacados en este Mundial. A diferencia de lo que les ocurrió ante Argentina, salieron acobardados. Schweinsteiger, que había sido el mejor en el Mundial, y Khedira no estuvieron tan fuertes. Lo raro es que una selección alemana, en un determinado momento, no tenga un arreón, no te apriete, no te cree tres o cuatro ocasiones. También pudieron pitar penalti de Sergio Busquets a Ozil en el último minuto del primer tiempo...". No sucedió. Estábamos en la final gracias a un cabezazo de Puyol de rompe y rasga: "¿Pero cómo no va a existir la furia en el fútbol? ¿Cómo se puede jugar a este deporte sin entusiasmo, fuerza y garra? Sin esfuerzo no hay tiqui-taca".
En la final nos vimos ante Holanda, una naranja con espinas: "Para empezar, el césped marcaba diferencias entre unos partidos y otros. En este, escupía el balón como si lo hubiesen enjabonado. Eso dificultaba los controles. No era agradable jugar". Y empinó la cuesta el arbitraje permisivo de Webb: "Es dificilísima la labor de los colegiados. Este no quería perjudicar al fútbol y por eso no expulsó a De Jong, aunque su patada a Xabi Alonso era una roja clarísima. Pero es que además permitió que retrasasen los saques de banda, las faltas. Los holandeses son altivos y duros...". Tanto como para llevar el duelo a la prórroga, en la que Del Bosque se manejó bien con los cambios: "Las sustituciones son una faena para el entrenador. Primero, porque nadie se pone de acuerdo sobre ellos. Y segundo, porque si ganas en algo también pierdes en algo. Quitamos a Villa porque estaba tieso, pero es un gran lanzador de penaltis y hacia eso íbamos... Retiramos a Xabi Alonso y perdimos juego aéreo, cuando ya teníamos en el campo a cuatro de los 'países bajos' (nuestros bajitos en terminología irónica de Del Bosque)".
Y así, entre angustia y angustia, de 1-0 en 1-0, llegamos al título, festejado fugazmente por expreso deseo de Del Bosque: "Esto queda para la historia, pero delante ya sólo está el futuro".
"Este Mundial ha dejado para el recuerdo, fundamentalmente, esa presión de Chile y Paraguay. Y el juego de Alemania. Bierhoff, su director deportivo, ha pasado mucho por aquí buscando una regeneración del equipo nacional". Así resume el campeonato Del Bosque en dos trazos. El adorno se lo recuerda Alfredo Relaño, aquel córner de autor ante Alemania: "No sacar en largo de esquina hace que pierda gracia el lance. Pero a veces conviene distraer al rival. Eso sí, tiene que acabar en un centro y un remate". Del Bosque se siente cómodo hablando de los suyos. Incluso de los que le colocaron en el centro del debate, como Torres: "Estaba bien. Y era necesario. A veces, tanto apoyo encasquilla tu juego, hace que te autopresiones y necesitas una salida en profundidad. Es bueno alternar el juego en largo y en corto".
Perdió el puesto ante Pedro: "Es que lo hizo muy bien, como Navas, Son dos plumas, El día de Holanda, por ejemplo, puse a Navas para que apretara a Van Bronckhorst, que ya tiene 35 años. A veces si nos empeñamos en jugar mucho por dentro, perdemos la referencia por fuera". También reconoce una conversación con Puyol, con ánimo de persuadirle para que siga: "Es el primero en bajar a desayunar, a entrenarse... Un reloj. Y como yo soy un romántico, le sugerí que podía llegar a los cien partidos (suma 90). Y Xavi todavía le saca cuatro".
'Visca España' fue la portada de AS que retrató ese cabezazo del central del Barça que dio el pasaporte a Alemania: "Fue una idea estupenda. Estos chavales no son problemáticos, sino tolerantes. Gente con sus ideas, pero maja".
De pronto, un salto al futuro, que tiene a Javi Martínez como primero de la lista: "Ese chico va a ser muy bueno. Tiene un potencial bárbaro. Es un jugador de área a área". Del Bosque no pierde la más mínima oportunidad de poner el foco en quienes menos jugaron. O en los que no jugaron nada: "Reina es un porterazo. Y no se puede estar mejor que Valdés en una concentración". Incluso merece una explicación esa alusión a Raúl en una entrevista a una agencia alemana. "Quizá debimos dispensarle otro trato", dijo Del Bosque. Ayer lo aclaró: "Me refería al pasado y a que pudimos ser más sensibles, pero la marcha atrás era complicada".
España paseará su título por primera vez el 11 de agosto, en México, país que celebra su Bicentenario. Y Del Bosque está por la política de Estado: "Es un acontecimiento muy importante para ese país. Quiero que vayan los mundialistas, un equipo con cara y ojos. Sé que con otros quizá ofreceríamos un mejor rendimiento, pero estamos obligados a llevar a los campeones".
Y en la despedida, la imagen de su hijo Álvaro, que padece síndrome de Down, en el autocar de la selección: "Yo creo que ha sido bueno para las familias con gente discapacitada. Si le dejo, canta con Bisbal. Le falta la vergüenza que me sobra a mí".
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